sábado, 28 de junio de 2008

LA IDEOLOGÍA POSFEMINISTA DE GÉNERO

JUTTA BURGGRAF
Hechos y consideraciones:
Si damos una mirada a los últimos siglos de nuestra historia, comprobamos que el movimiento feminista ha cambiado profundamente nuestra convivencia, tanto en la familia como en la sociedad. Estos cambios parecían, al principio, justos y necesarios; más tarde, se los ha caracterizado –con creciente preocupación– como dañinos y exagerados; y, en la actualidad, son (y quieren ser) plenamente destructivos.
Se puede decir que hay tres grandes etapas, en las que se desarrolla el proceso de “liberación” de la mujer. Estas tres etapas muestran un cierto desarrollo cronológico de ideas y hechos, en Occidente. Sin embargo, no están estrictamente separadas en la realidad, sino que se encuentran intercaladas y mezcladas en muchos países. Vivimos en sociedades multiculturales, en las que se pueden observar simultáneamente los fenómenos más contradictorios.
Vamos a ver, muy brevemente, el desarrollo del movimiento feminista, sin detenernos en muchos detalles.
I. El desarrollo del movimiento feminista
Se puede descubrir inquietudes feministas en todos los siglos. Pero, el movimiento feminista propiamente dicho empezó, según muchos historiadores, hacia finales del siglo XVIII, en los tiempos de la Revolución Francesa.
1. Los movimientos en favor de los derechos de la mujer
Entonces, las mujeres reclamaron sus derechos a estudiar, a votar y a participar en la vida pública. Sus luchas tenían varios logros y muchas recaídas. Pero al final, hacia principios del siglo XX, las mujeres consiguieron lo que querían: fueron admitidas, de modo oficial, en la enseñanza superior y en las universidades, y alcanzaron la igualdad política –al menos según la ley
[1]– en todos los países del continente europeo.[2] A continuación, se puede observar un cierto “período de calma”.[3]
2. El feminismo radical
A partir de la mitad del mismo siglo XX, una parte de las feministas ya no aspiraban simplemente a una equiparación de derechos jurídicos y sociales entre el varón y la mujer, sino a una igualdad funcional de los sexos. Comenzaron a exigir la eliminación del tradicional reparto de papeles entre varón y mujer, y a rechazar la maternidad, el matrimonio y la familia. Se basan fuertemente en Simone de Beauvoir (1908 – 1986; filósofa existencialista, compañera de Jean Paul Sartre); su obra “Le Deuxième Sexe” (“El otro sexo”, 1949) fue un éxito mundial. Beauvoir previene contra la “trampa de la maternidad”, que sería utilizada en forma egoísta por los varones para privar a sus esposas de su independencia.
[4] En consecuencia, una mujer moderna debería liberarse de las “ataduras de su naturaleza” y de las funciones maternales. Se recomiendan, por ejemplo, relaciones lesbianas,[5] la práctica del aborto[6] y el traspaso de la educación de los hijos a la sociedad.[7] Shulamith Firestone (una de las seguidoras de Beauvoir) dice claramente: “El embarazo es una atrocidad.”[8]
En las décadas siguientes, otras feministas descubrieron que el deseo de “ser como el varón” manifiesta un cierto complejo de inferioridad y lleva, además, con frecuencia, a tensiones y frustraciones. Ensalzaron, por tanto, el otro extremo: para llegar a la plena realización, la mujer no tiene que comportarse como el varón, sino que ha de ser completamente femenina, “plenamente mujer”. En adelante, ya no se veía en la equiparación de la mujer con la naturaleza, con el cuerpo, con la emoción y la sensualidad un prejuicio masculino condenable. Al contrario, todo lo emocional, vital y sensual fue estimado como una esperanza para un futuro mejor. Se celebró la “nueva feminidad” y la “nueva maternidad” como funciones meramente biológicas. Y se sostuvo que las mujeres deberían liberar la tierra, y lo harán, porque viven en mayor armonía con la naturaleza.[9]
Se puede ver en este fenómeno una reacción a los esfuerzos extraordinarios, que ha exigido una emancipación concebida únicamente como un amoldarse a valores considerados como masculinos. Después de que la racionalidad y el ansia de poder “masculinos” han llevado a la humanidad al borde del abismo ecológico y al peligro de una destrucción nuclear –así se dice–, ha llegado el tiempo de la mujer. La salvación sólo puede esperarse de lo ilógico y de lo emocional, de lo suave y lo tierno, tal y como lo personifica la mujer.[10]
Es obvio, que estas tesis también impiden a la mujer el pleno desarrollo propio. Aparte de considerarla, otra vez, como carente de inteligencia, se la idealiza, incluso se la glorifica, como si fuera un animal sano y santo. Se trata de un desprecio grande que se refiere, por una parte, al varón y, por la otra, a la misma mujer “liberada”, todo esto envuelto en un misticismo, que no ayuda a nadie en la vida cotidiana.
II. La TEORÍA POSTFEMINISTA DE GENDER
Mientras perduran estas discusiones, hemos llegado a una situación completamente nueva. La actual meta ya no consiste únicamente en emanciparse del predominio masculino, ni tampoco se expresa solamente en liberarse de las funciones concretas femeninas y maternales: esto se ha querido conseguir –como hemos visto– a través de dos vías contrarias: reprimiéndolas o exagerándolas hasta llegar a pretensiones irreales.
1. Rechazo de la naturaleza
Hoy se intenta realizar un paso todavía mucho más radical: se pretende eliminar la misma naturaleza, cambiar el propio cuerpo, llamado cyborg: el neologismo se forma a partir de las palabras inglesas cyber(netics) organism (organismo cibernético), y se utiliza para designar un individuo medio orgánico y medio mecánico, generalmente con el afán de mejorar –a través de modernas tecnologías– las capacidades de su organismo.
[11] Es evidente que, de este modo, el “feminismo” (en sentido propio) está llegando a su fin, porque la liberación deseada comprende indiscriminadamente tanto a mujeres como a varones.
Mientras muchas mujeres pretenden nuevamente deshacerse –con más ímpetu que nunca– del matrimonio y de la maternidad,
[12] los medios de comunicación nos cuentan los sueños fantásticos de unos varones, que quieren disponerse a intervenciones quirúrgicas (implantarse un útero, etc.) para poder hacer la experiencia de dar a luz.
En consecuencia, algunos prefieren hablar de género (gender) en vez de sexo. No se trata sólo de un cambio de palabras. Detrás de esta modificación terminológica está la ideología postfeminista de gender que se divulga a partir de la década del sesenta del siglo pasado. Según esta ideología, la masculinidad y la feminidad no estarían determinadas fundamentalmente por la biología, sino más bien por la cultura. Mientras el término sexo hace referencia a la naturaleza e implica dos posibilidades (varón y mujer), el término género proviene del campo de la lingüística donde se aprecian tres variaciones: masculino, femenino y neutro. Por lo tanto, las diferencias entre el varón y la mujer no corresponderían a una naturaleza “dada”, sino que serían meras construcciones culturales “hechas” según los roles y estereotipos que en cada sociedad se asignan a los sexos (“roles socialmente construidos”).
Estas mismas ideas se encuentran resumidas en la llamada “Teoría Queer”, que destacadas feministas norteamericanas –como Judith Butler
[13], Jane Flax[14] o Donna Hareway[15]– difunden con éxito por todo el mundo. El nombre de la teoría proviene del adjetivo inglés queer (= raro, anómalo), que fue utilizado durante algún tiempo como eufemismo para nombrar a las personas homosexuales. La “Teoría Queer” rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales como “varón” o “mujer”, “heterosexual” o “homosexual”, y sostiene que todas las llamadas “identidades sociales” (no sexuales) sean igualmente anómalas.
Algunos apoyan la existencia de cuatro, cinco o seis géneros según diversas consideraciones: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiana, bisexual e indiferenciado. De este modo, la masculinidad y la feminidad –a nivel físico y psíquico– no aparecen en modo alguno como los únicos derivados naturales de la dicotomía sexual biológica. Cualquier actividad sexual resultaría justificable.
La “heterosexualidad”, lejos de ser “obligatoria”, no significaría más que uno de los casos posibles de práctica sexual. Ni siquiera tendría porqué ser preferido para la procreación. Y como la identidad genérica (el gender) podría adaptarse indefinidamente a nuevos y diferentes propósitos, correspondería a cada individuo elegir libremente el tipo de género al que le gustaría pertenecer, en las diversas situaciones y etapas de su vida.
[16]
Para llegar a una aceptación universal de estas ideas, los promotores del feminismo radical de género intentan conseguir un gradual cambio en la cultura, la llamada “de-construcción” de la sociedad, empezando con la familia y la educación de los hijos.[17] Utilizan un lenguaje ambiguo que hace parecer razonables los nuevos presupuestos éticos. La meta consiste en “re-construir” un mundo nuevo y arbitrario que incluye, junto al masculino y al femenino, también otros géneros en el modo de configurar la vida humana y las relaciones interpersonales.
2. Raíces ideológicas
Tales pretensiones han encontrado un ambiente favorable en la antropología individualista del neoliberalismo radical. Se apoyan, por un lado, en diversas teorías marxistas y estructuralistas,
[18] y por el otro, en los postulados de algunos representantes de la “revolución sexual”, como Wilhelm Reich (1897-1957) y Herbert Marcuse (1898-1979) que invitaban a experimentar todo tipo de situaciones sexuales. También Virginia Woolf (1882-1941), con su obra “Orlando” (1928), puede considerarse un precedente influyente: el protagonista de aquella novela es un joven caballero del siglo XVI, que vive, cambiando de sexo, múltiples aventuras amorosas durante varios cientos de años.
Más directamente aún, se ve el influjo de la ya mencionada francesa Simone de Beauvoir que –sin poder ser plenamente consciente del alcance de sus palabras– anunció ya en 1949 su conocido aforismo: “¡No naces mujer, te hacen mujer!,”
[19] más tarde completado por la lógica conclusión: “¡No se nace varón, te hacen varón! Tampoco la condición de varón es una realidad dada desde un principio.”[20]
Como los protagonistas de la ideología de género sabían estimular convenientemente el morbo del gran público, no es sorprendente que los medios de comunicación pronto comenzaran a informar –con abundantes detalles– sobre los acontecimientos más curiosos. Así, por ejemplo, podíamos enterarnos de que Roberta Close, elegida como “la mujer más guapa de nuestro planeta” en los años ochenta del siglo pasado, ha nacido como Luis Roberto Gambino Moreira, en Brasil.
[21] Y prácticamente en todo el mundo se conoce el rostro transexual y sintético, que ha conseguido tener el popstar Michael Jackson a través de múltiples intervenciones quirúrgicas. ¡“My body is my art”! (“Mi cuerpo es mi arte”), es una de las tesis que utilizan los propagandistas de la ideología de género, considerando al cuerpo como lugar de libre experimentación.
Las consecuencias de estas teorías se pueden apreciar claramente en múltiples ámbitos de nuestra existencia, por ejemplo, en la política y en la medicina, en la psicología y, de modo especialmente destructivo, en la educación. ¿Qué pensar de esto? ¿Puede aceptarse que no exista ninguna naturaleza “dada”, que todo sea expresión de nuestra libre voluntad, y que incluso la biología no sea más que cultura? Claro que no.
Para comprender lo que pasa, para comprender el daño tan profundo que se hace a la persona, conviene que profundicemos, en un primer paso, en el sentido de la sexualidad humana. Después, podemos criticar la teoría de género en concreto.
III. HACIA UNA COMPRENSIÓN DE LA SEXUALIDAD HUMANA
La sexualidad humana, en el fondo, es un gran misterio. Es un misterio, porque hace referencia a una voluntad inefable de Dios.
[22] Al crear al hombre como varón y mujer Dios quiso que el ser humano se expresase de dos modos distintos y complementarios, igualmente bellos y valiosos.
1. Salir de sí mismo
Ciertamente, Dios ama tanto a la mujer como al varón, y llama a ambos hacia la plenitud. Pero, ¿por qué les ha hecho diferentes? La procreación no puede ser la única razón, ya que ésa sería también posible de forma partenogenética o bien asexual, o por otras posibilidades como las que se pueden encontrar, en gran diversidad, en el reino animal. Estas formas alternativas son al menos imaginables y darían testimonio de una cierta autosuficiencia, tal como lo pretende la ideología de género.
La sexualidad humana, en cambio, significa una clara disposición hacia el otro. Manifiesta que la plenitud humana reside precisamente en la relación, en el ser-para-el-otro. Impulsa a salir de sí mismo, buscar al otro y alegrarse en su presencia. Es como el sello del Dios del Amor en la estructura misma de la naturaleza humana. Aunque cada persona es querida por Dios “por sí misma”
[23] y llamada a una plenitud individual, no puede alcanzarla sino en comunión con otros. Está hecha para dar y recibir amor. De esto nos habla la condición sexual que tiene un inmenso valor en sí misma. Ambos sexos están llamados por el mismo Dios a actuar y vivir conjuntamente. Esa es su vocación.
Se puede incluso afirmar que Dios no ha creado al hombre varón y mujer para que engendre nuevos seres humanos, sino que, justo al revés, el hombre tiene la capacidad de engendrar para perpetuar la imagen divina que él mismo refleja en su condición sexuada.
Tanto el varón como la mujer son capaces de cubrir una necesidad fundamental del otro. En su mutua relación uno hace al otro descubrirse y realizarse en su propia condición sexuada. Uno hace al otro consciente de ser llamado a la comunión y capaz para entregarse al otro, en mutua subordinación amorosa. Ambos, desde perspectivas distintas, llegan a la propia felicidad sirviendo a la felicidad del otro.
2. Una decisión contraria a la naturaleza
Sin embargo, la prensa internacional nos informa que, hace algún tiempo, se ha inventado un nuevo modelo de vida, que no radica en la recíproca complementariedad entre el varón y la mujer. No me refiere al llamado “matrimonio gay”, sino a un ulterior desarrollo, que no contempla ninguna relación a otro, sea masculino o femenino. En los Países Bajos, ha surgido el llamado “matrimonio single”, celebrado formalmente, por primera vez, hace cuatro años.
En mayo de 2003, Jennifer Hoes, una estudiante de 30 años, se ha casado consigo misma. ¡La mujer de su vida es ella misma! La ceremonia del enlace tuvo lugar en el antiguo municipio de Haarlem, y en presencia de toda la familia y un nutrido grupo de amigos. Ante un notario bien preparado, Jennifer juró amarse, respetarse y honrarse hasta el fin de su vida –en días buenos y malos–, mientras que algunas de sus sobrinas le lanzaban flores y la orquesta tocaba música de boda.
La novia explicó: “Vivimos en una sociedad egoísta. ¿A quién puedo jurar fidelidad sino a mí misma?”
[24] Podríamos preguntar a Jennifer (con un poco de malicia): y si encontraras algún día el hombre de tu vida, ¿tendrías que divorciarte?
En efecto, con el invento del “matrimonio single”, el rechazo de la propia naturaleza ha alcanzado un límite difícilmente superable. Pero si no aceptamos lo que somos, es prácticamente imposible desarrollarnos cabalmente. El hombre está hecho para salir de sí mismo.
Se ha hablado de una “recíproca complementariedad” entre los sexos.
[25] Sin embargo, sabemos desde nuestras experiencias primarias que no se trata necesariamente de la relación entre un único varón y una única mujer. (La relación conyugal es sólo el ejemplo paradigmático que expresa muy claramente que el hombre está llamado a la comunión.)
La reciprocidad se expresa en múltiples situaciones diversas de la vida, en una pluralidad policroma de relaciones interpersonales, como las de la maternidad, la paternidad, la filiación y fraternidad, la colegialidad y amistad y tantas otras, que afectan contemporáneamente a cada persona. Algunos destacan, por tanto, que se trata de una “reciprocidad asimétrica”.
[26]
IV. Una reflexión crítica sobre la ideología de género
Con un mínimo de experiencia y de sentido común, es fácil detectar que la ideología de género no puede ser un camino hacia la autorrealización y la felicidad. En efecto, reactiva –sin decirlo y, quizás, incluso sin quererlo– la vieja equivocación del maniqueísmo, porque se muestra hostil al cuerpo al que no acepta y manipula profunda y arbitrariamente. Es evidente que no todo es naturaleza, ni todo es cultura. Pero si el hombre no acepta su corporeidad –con todo lo que implica–, entonces no se acepta a sí mismo y terminará en un desequilibrio emocional, psíquico y espiritual, como veremos a continuación.
1. La necesidad de aceptar la propia corporeidad
Hace algún tiempo, la prensa internacional recordó un terrible experimento médico de los años setenta, que ha fracasado completamente. En aquel entonces, el psiquíatra americano John Money pretendió demostrar la teoría de que el sexo depende más que nada de la forma en que una persona es educada.
[27] Sus “conejillos” fueron los gemelos Bruce y Brian Reimer. Como Bruce había tenido un accidente después de nacer, el doctor Money aprovechó la ocasión para transformar su cuerpo –a través de una cirugía plástica– en un cuerpo aparentemente femenino. A la vez dijo a los padres que debían criar al bebé como si fuera una nena y mantener todo el episodio en estricto secreto. Bruce pasó a ser Brenda; su hermano Brian sirvió de sujeto control.
Aunque los padres siguieron las instrucciones del médico al pie de la letra, las cosas no marchaban como estaba previsto: a Brenda no le gustaban las faldas, no era bien aceptada en la escuela, y pronto manifestó “tendencias lesbianas”, a pesar de las hormonas que le obligaron tomar. Cuando tuvo trece años, su padre no vio más remedio que confesarle lo que había ocurrido. Entonces, Brenda decidió someterse a otro proceso quirúrgico y vivir como chico. Se llamó David en adelante; recordó las frecuentes sesiones terapéuticas con Money durante toda su vida como una tortura, que le habían provocado heridas profundas y siempre abiertas. En 2004, se suicidó.
[28]
Se trata de un ejemplo emblemático: la naturaleza reclama sus derechos. En cierto sentido, el hombre es verdaderamente su cuerpo. No se reduce a poseerlo o habitarlo. Existe en el mundo no solamente “a través de su cuerpo” (Merleau-Ponty), sino “siendo su cuerpo” (Congar). Por su constitución intrínseca, es su cuerpo y, a la vez, lo sobrepasa.
En la persona humana, el sexo y el género –el fundamento biológico y la expresión cultural–, ciertamente, no son idénticos, pero tampoco son completamente independientes. Para llegar a establecer una relación correcta entre ambos, conviene considerar previamente el proceso en el que se forma la identidad como varón o mujer. Los especialistas señalan tres aspectos de este proceso que, en el caso normal, se entrelazan armónicamente: el sexo biológico, el sexo psicológico y el sexo social.
[29]
El sexo biológico describe la corporeidad de una persona. Se suelen distinguir diversos factores. El “sexo genético” (o “cromosómico”) –determinado por los cromosomas XX en la mujer, o XY en el varón– se establece en el momento de la fecundación y se traduce en el “sexo gonadal” que es responsable de la actividad hormonal. El “sexo gonadal”, a su vez, influye sobre el “sexo somático” (o “fenotípico”) que determina la estructura de los órganos reproductores internos y externos.
Conviene considerar el hecho de que estas bases biológicas intervienen profundamente en todo el organismo, de modo que, por ejemplo, cada célula de un cuerpo femenino es distinta a cada célula de un cuerpo masculino. La ciencia médica indica incluso diferencias estructurales y funcionales entre un cerebro masculino y otro femenino.
[30]
El sexo psicológico se refiere a las vivencias psíquicas de una persona como varón o como mujer. Consiste, en concreto, en la conciencia de pertenecer a un determinado sexo. Esta conciencia se forma, en un primer momento, alrededor de los 2 o 3 años y suele coincidir con el sexo biológico. Puede estar afectada hondamente por la educación y el ambiente en el que se mueve el niño.
El sexo sociológico (o civil) es el sexo asignado a una persona en el momento del nacimiento. Expresa cómo es percibida por las personas a su alrededor. Señala la actuación específica de un varón o de una mujer. En general, se le entiende como el resultado de procesos histórico-culturales. Se refiere a las funciones y roles (y los estereotipos) que en cada sociedad se asignan a los diversos grupos de personas.
Estos tres aspectos no deben entenderse como aislados unos de otros. Por el contrario, se integran en un proceso más amplio que consiste en la formación de la propia identidad. Una persona adquiere progresivamente, durante la infancia y la adolescencia, la conciencia de ser “ella misma”. Descubre su identidad y, dentro de ella, cada vez más hondamente, la dimensión sexual del propio ser. Adquiere gradualmente una identidad sexual (se da cuenta de los factores biopsíquicos del propio sexo, y de la diferencia respecto al otro sexo) y una identidad genérica (descubre los factores psícosociales y culturales del papel que las mujeres o varones desempeñan en la sociedad). En un correcto y armónico proceso de integración, ambas dimensiones se corresponden y complementan.
Una consideración especial merecen los estados intersexuales (los llamados intersexos) ya que algunos argumentan que la existencia de personas transexuales y hermafroditas demostraría que no hay solamente dos sexos. Pero los estados intersexuales significan anomalías con características clínicas variadas; suelen ocurrir en una etapa muy precoz del desarrollo embrionario. Se definen por la existencia de contradicción de uno o más de los criterios que definen el sexo. Es decir, las personas transexuales disponen de una patología en alguno de los puntos de la cadena biológica que conduce a la diferenciación sexual. Sufren alteraciones en el desarrollo normal del sexo biológico y, en consecuencia, también del sexo psícosocial.
[31] En vez de utilizarlas como propaganda para conseguir la “deconstrucción” de las bases de la familia y de la sociedad, conviene mostrarles respeto y darles un tratamiento médico adecuado.
Hay que distinguir la identidad sexual (varón o mujer) de la orientación sexual (heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad). Se entiende como orientación sexual comúnmente la preferencia sexual que se establece en la adolescencia coincidiendo con la época en que se completa el desarrollo cerebral. Tiene una base biológica y es configurada, además, por otros factores como la educación, la cultura y las experiencias propias. Aunque los números varían según las diversas investigaciones, se puede decir que la inmensa mayoría de las personas humanas son heterosexuales.
[32]
Otra cosa todavía distinta es la conducta sexual. En el caso normal, designa el propio comportamiento elegido, puesto que hay un margen muy amplio de libertad en el modo en que tanto la mujer como el varón pueden conducir su sexualidad.
2. La importancia de reconocer las diferencias sexuales
Afirmar que los sexos se distinguen, no significa discriminación, sino todo lo contrario. Si exigimos la igualdad como condición previa para la justicia cometemos un grave error. La mujer no es un varón de calidad inferior, las diferencias no expresan minusvalía. Antes bien, debemos conseguir la equivalencia de lo diferente. La capacidad de reconocer diferencias es la regla que indica el grado de inteligencia y de cultura de un ser humano. Según un antiguo proverbio chino, “la sabiduría comienza perdonándole al prójimo el ser diferente.” No es una armonía uniforme, sino una tensión sana entre los respectivos polos, la que hace interesante la vida y la enriquece.
Por supuesto, no existe el varón o la mujer por antonomasia, pero sí se diferencian en la distribución de ciertas facultades. Aunque no se pueda constatar ningún rasgo psicológico o espiritual atribuible a uno solo de los sexos, hay características que se presentan con una frecuencia especial y de manera pronunciada en los varones, y otras en las mujeres. Es una tarea sumamente difícil distinguir en este campo. Quizá nunca será posible decidir con exactitud científica lo que es “típicamente masculino” y aquello que es “típicamente femenino”, pues la naturaleza y la cultura, los dos grandes moldeadores, están entrelazadas desde el principio muy estrechamente. Pero el hecho de que varón y mujer experimenten el mundo de forma diferente, solucionen tareas de manera distinta, sientan, planeen y reaccionen de un modo desigual, es algo que cualquiera puede percibir y reconocer, sin necesidad de ninguna ciencia.
3. El desafío de decubrir los propios talentos
El varón y la mujer no se distinguen por supuesto a nivel de sus cualidades intelectuales o morales, pero sí en un aspecto mucho más fundamental y ontológico: en la posibilidad de ser padre o madre. Es esta indiscutiblemente la última razón de la diferencia entre los sexos. Sin embargo, no podemos reducir la maternidad al terreno fisiológico. Numerosos pensadores, a lo largo de los tiempos, recuerdan la maternidad espiritual, concepto que tiene muy poca o ninguna relación con lo sumamente suave, lo sentimental y delicado que se ensalza en la literatura ecológica.
[33]
La auténtica maternidad espiritual puede indicar proximidad a las personas, realismo, intuición, sensibilidad frente a las necesidades psíquicas de los demás, y también mucha fuerza interior. Indica una cierta capacidad especial de la mujer para mostrar el amor de un modo concreto, un talento especial para reconocer y destacar al individuo dentro de la masa.
Conviene recordar que los valores femeninos son valores humanos. Tenemos que distinguir entre “mujer” y los valores que parecen ser más propios a ella, y “varón” y los valores que parecen ser más propios a él. Es decir, cada persona puede y debe desarrollar también los llamados talentos del sexo opuesto aunque, de ordinario, le puede costar un poco más. Por ejemplo, una mujer madura y realizada, no sólo es tierna y comprensiva; también es fuerte y valiente. Y un varón maduro no sólo es valiente, también es comprensivo y humilde, acogedor.
Por otro lado, donde hay un especial talento femenino debe haber también un correspondiente talento masculino. ¿Cuál es la fuerza específica del varón? Éste tiene por naturaleza una mayor distancia respecto a la vida concreta. Se encuentra siempre “fuera” del proceso de la gestación y del nacimiento, y sólo puede tener parte en ellos a través de su mujer. Precisamente esa mayor distancia le puede facilitar una acción más serena para proteger la vida, y asegurar su futuro. Puede conducirle a ser un verdadero padre, no sólo en la dimensión física, sino también en sentido espiritual; a ser un amigo imperturbable, seguro y de confianza. Pero puede llevarle también, por otro lado, a un cierto desinterés por las cosas concretas y cotidianas, lo que, desgraciadamente, se ha favorecido, en épocas pasadas, por una educación unilateral.
Aparte del sexo existen, sin duda, otros muchos factores responsables de la estructura de nuestra personalidad. Cada uno tiene su propia manera irrepetible de ser varón o mujer. En consecuencia, es una tarea importante descubrir la propia individualidad, con sus posibilidades y sus límites, sus puntos fuertes y débiles. Cada persona tiene una misión original en este mundo.
[34] Está llamada a hacer algo grande de su vida, y sólo lo conseguirá si cumple una tarea previa: vivir en paz con la propia naturaleza.
V. UNA RELACIÓN ADECUADA ENTRE SEX Y GENDER
Hay una profunda unidad entre las dimensiones corporales, psíquicas y espirituales en la persona humana, una interdependencia entre lo biológico y lo cultural. La actuación tiene una base en la naturaleza y no puede desvincularse completamente de ella.
1. Naturaleza “y” cultura
La cultura, a su vez, tiene que dar una respuesta adecuada a la naturaleza. No debe ser un obstáculo al progreso de un grupo de personas. En este sentido, el Papa Juan Pablo II ha exhortado a los varones a participar “en el gran proceso de liberación de la mujer”.
[35] Es indudable que la incorporación de la mujer al mercado laboral es un avance que, ciertamente, crea nuevos retos para ambos sexos.
El término gender puede aceptarse como una expresión humana y por tanto libre que se basa en una identidad sexual biológica, masculina o femenina.
[36] Es adecuado para describir los aspectos culturales que rodean a la construcción de las funciones del varón y de la mujer en el contexto social.
Sin embargo, no todas las funciones significan algo construido a voluntad; algunas tienen una mayor raigambre biológica. Por tanto –dice Juan Pablo II–, “puede también apreciarse que la presencia de una cierta diversidad de roles en modo alguno es mala para las mujeres, con tal de que esta diversidad no sea resultado de una imposición arbitraria, sino más bien expresión de lo que es específicamente masculino o femenino.”
[37]
2. La importancia de la familia
Si es cierto que las mujeres no se muestran únicamente como esposas y madres, muchas sí son esposas y madres, o quieren serlo, y hay que crear las posibilidades para que puedan serlo con dignidad. La mujer con una actividad profesional externa no debe ser declarada el único ideal de la independencia femenina, a pesar de todo el respeto que merecen sus intenciones nobles.
La familia, ciertamente, no es una tarea exclusiva de la mujer. Pero aún cuando el varón muestre su responsabilidad y compagine adecuadamente sus tareas profesionales y familiares, no se puede negar que la mujer juega un papel sumamente importante en el hogar. La específica contribución que aporta allí, debe tenerse plenamente en cuenta en la legislación y debe ser también justamente remunerada, bajo el punto de vista económico y sociopolítico.
[38] La colaboración para elaborar esta legislación deberá considerarse mundialmente no sólo como derecho, sino también como deber de la mujer.
NOTA FINAL
El desarrollo de una sociedad depende del empleo de todos los recursos humanos. Por tanto, mujeres y varones deben participar en todas las esferas de la vida pública y privada. Los intentos que procuran conseguir esta meta justa a niveles de gobierno político, empresarial, cultural, social y familiar, pueden abordarse bajo el concepto de “perspectiva de género (gender mainstreaming)”, si esta igualdad incluye el derecho a ser diferentes.Notas

[1] La subordinación de la mujer atenta contra el principio de igualdad entre los sexos y contra los derechos humanos reconocidos en la Declaración Universal de la Organización de Naciones Unidas de 1948 y en otros muchos documentos de la ONU.
[2] Las mujeres obtienen el derecho al voto en Inglaterra y Alemania (ambas en 1918), en Suecia (1919), Estados Unidos (1920), Polonia (1923) y otros países. Lo obtuvieron más tarde en España (1931), Francia e Italia (ambas en 1945), Canadá (1948), Japón (1950) y México (1953) y, finalmente, también en Suiza (1971).
[3] No se puede negar que todavía hay cierta discriminación de la mujer en la práctica social. Cf. los estudios de María ELÓSEGUI: “Existe todavía discriminación directa, indirecta y oculta en el ámbito laboral, en el de la seguridad social, en el derecho financiero etc.” Los derechos reproductivos. Un nuevo concepto jurídico procedente del mundo legal anglosajón, en Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado 16 (2000), p.689.
[4] Simone de BEAUVOIR, Alles in allem, Reinbek 1974, p. 450
[5] Cf. IDEM, Das andere Geschlecht, Hamburg 1951, pp.409ss. (Original francés Le Deuxième Sexe, Paris 1949.)
[6] Cf. ibid., p. 504: “No hay cosa más absurda que las razones aducidas contra una legalización del aborto”.
[7] Cf. ibid., p. 697.
[8] Shulamith FIRESTONE, The Dialectic Sex, 1970.
[9] La alianza entre feminismo y ecologismo se formalizó en 1992, en la Conferencia Mundial sobre Ambiente y Desarrollo de Río de Janeiro.
[10] Cf. Vandana SHIVA (1988), Abrazar la vida. Mujer, ecología y desarrollo, trad. Instituto del Tercer Mundo de Montevideo (Uruguay), Madrid, 1995.
[11] Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline acuñaron el término cyborg en 1960 para expresar una relación íntima entre los humanos y las máquinas. Se refirieron, en concreto, a un ser humano artificialmente mejorado, que podría sobrevivir fuera de nuestro planeta. De acuerdo con algunas definiciones actuales del término, la dependencia que tenemos de la técnica ya ha comenzado a convertirnos en cyborgs. Una persona, por ejemplo, a la que se haya implantado un marcapasos, podría considerarse un cyborg, porque sería incapaz de vivir sin esta ayuda mecánica.
[12] Algunos partidarios del feminismo de género proponen: “In order to be effective in the long run, family planning programmes should not only focus on attempting to reduce fertility within existing gender roles, but rather on changing gender roles in order to reduce fertility.” (“Para ser efectivos a largo plazo, los programas de planificación familiar deben buscar no sólo reducir la fertilidad dentro de los roles de género existentes, sino más bien cambiar los roles de género a fin de reducir la fertilidad.”) La cita se encuentra en Gender Perspective in Family Planning Programs, preparado por la Division for the Advancement of Women for the Expert Group Meeting on Family Planning, Health and Family Well-being, Bangalore (India), 26-30 de octubre de 1992; y organizado en colaboración con el United Nations Populations Fund (UNFPA).
[13] Cf. Judith BUTLER: “Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras. En consecuencia, varón y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como un femenino.” Gender Trouble. Feminism and the Subversion of Identity, New York-London 1990, p.6. Aunque este trabajo esté criticado, en algunos círculos extremistas todavía más radicales, por no separarse del todo de la dimensión biológica, puede considerarse como una de las obras claves que presentan la ideología de gender. En español: (Problemática del género, 1990; otra obra suy influyente: El género en disputa, Barcelona 2001.
[14] Cf. Jane FLAX, Thinking Fragments. Psychoanalysis, Feminism and Postmodernism in the Contemporary West, Berkeley 1990, pp.32ss.
[15] Cf. Donna HAREWAY, Un Manifiesto Cyborg: Ciencia, Tecnología, y Socialismo-Feminista en el Siglo Veinte Tardío, 1985; Primate Visions: Gender, Race and Nature in the Word of Modern Science, 1989; Simians, Cyborgs, and Women: The Reinvention of Nature, 1991.
[16] Hay una cotradicción: por un lado, se afirma con vehemencia que no se puede cambiar la homosexualidad, por otro lado se intenta cambiar la heterosexualidad.
[17] El feminismo de género ha encontrado favorable acogida en muchos importantes instituciones internacionales, entre las que se encuentran no pocos organismos de la Organización de las Naciones Unidas. Asimismo, en cada vez más Universidades se pretende elevar los “Gender Studies” a un nuevo rango científico.
[18] Fue Friedrich ENGELS quien sentó las bases de unión entre el marxismo y el feminismo. Cf. su obra The Origin of the Family, Property and the State, New York 1972.
[19] Simone de BEAUVOIR, Das andere Geschlecht, cit., p.285.
[20] IDEM, Alles in allem, cit., p.455. Los estudios socioculturales de Margaret Mead (1901-1978) también pueden incluirse en este proceso histórico, aunque la validez científica de sus aportaciones fue cuestionada por otros investigadores. Cf. Margaret MEAD, Male and Female. A Study of the Sexes in a Changing Word, New York 1949. Gloria SOLÉ ROMEO, Historia del feminismo. Siglos XIX y XX, Pamplona 1995, pp.50-53.
[21] Cf. el reportaje Das schönste Photomodell wird endlich eine Frau en Neue Zürcher Zeitung (17-III-1997), p.28.
[22] Cf. Génesis 1,27: “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, varón y mujer los creó.”
[23] Cf. Constitución Pastoral Gaudium et Spes (GS), 24, del Concilio Vaticano II y la Carta Apostólica Mulieris dignitatem (MD), 7, 10, 13, 18, 20 y 30, del Papa Juan Pablo II (15 de agosto de 1985).
[24] Cf. Der Homo-Ehe folgt die Single-Ehe, en “Komma” (16/2003), p.27.
[25] Cf. Carlo CAFFARRA: Etica general de la sexualidad, Barcelona 1995, p.118.
[26] Angelo SCOLA: ¿Qué es la vida? cit., p.129.
[27] John Money (1921-2006) fue experto en sexología en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EEUU) y uno de los precedentes más influyentes de la teoría de género.
[28] Cf. Volker ZASTROW, Der kleine Unterschied, en Frankfurter Allgemeine Zeitung, nº 208 (7-IX-2006), p.8.
[29] El sexo biológico suele denominarse simplemente sex, sexo, mientras que el sexo psicológico y social están unidos en el término gender, género.
[30] Cf. Dennis D. KELLY: Sexual Differentiation of the Nervous System, en: Principles of Neural Science, ed. por Eric R. KANDEL, James H. SCHWARTZ, Thomas M. JESSELL, 4. ed. (Ed. Appleton and Lange), Norwalk, Connecticut 2000, pp.1131-1149. P. NOPOULOS, M. FLAUM, D. O’LEARY, N.C. ANDREASEN: Sexual dimorphism in the human brain: evaluation of tissue volume, tissue composition and surface anatomy using magnetic resonance imaging, en: Psychiatry Res (2000/2), pp.1-13. H. DAVIDSON, K.R. CAVE, D. SELLNER: Differences in visual attention and task interference between males and females reflect differences in brain laterality, en: Neuropsychologia (2000/4), pp.508-514. N. SADATO, V. IBANEZ, M.P. DEIBER, M. HALLETT: Gender difference in premotor activity during active tactile discrimination, en: Neuroimage (2000/5), pp.532-540. K. KANSAKU, A. YAMAURA, S. KITAZAWA: Sex differences in lateralization revealed in the posterior language areas, en: Cereb Cortex (2000/9), pp.866-872.
[31] No corresponde, por ejemplo, el sexo fenotípico plenamente con el sexo cromosómico y gonadal, o no corresponden los órganos sexuales externos e internos. Así, las personas transexuales perciben pertenecer al sexo opuesto del que indica su anatomía. Para más información cf. J. GONZÁLEZ MERLO: Ginecología, cap. 3: Estados Intersexuales, Barcelona 1998. Ana Carmen MARCUELLO y María ELÓSEGUI: Sexo, género, identidad sexual y sus patologías, en Cuadernos de Bioética (1999/3), pp.459-477.
[32] Cf. por ejemplo los estudios del psiquiatra Gerard J.M. van den AARDWEG: Das Drama des gewöhnlichen Homosexuellen. Analyse und Therapie, 3. ed. Neuhausen-Stuttgart 1995, pp.17-47. (Original inglés Homosexuality as a Disease of Self-Pity).
[33] Cf. Alicia PULEO (ed), Del ecofeminismo clásico al deconstructivo: principales corrientes de un pensamiento poco conocido, en Celia Amorós y Ana de Miguel (eds.), Teoría feminista. De la Ilustración a la globalización, Madrid, 2005, pp.121-152.
[34] Cf. Jutta BURGGRAF, Libertad vivida: con la fuerza de la fe, Madrid, 2006.
[35] JUAN PABLO II: Carta a las mujeres (29 de junio de 1995), 6.
[36] Cf. los Documentos de la Delegación de la Santa Sede incorporados a las Actas de la Conferencia Mundial celebrada en Pekín 1995, recogidos por. José Manuel CASAS TORRES: La cuarta conferencia mundial sobre la mujer, Madrid 1998, p.78.
[37] JUAN PABLO II: Carta a las mujeres, 6.
[38] Cf. Juan Pablo II: Encíclica Laborem exercens, (14 de septiembre de 1981), 19.

PASEAR MADRID: SAN ANTONIO DE LOS ALEMANES

ISABEL PIQUERAS

En el centro de Madrid, punto de confluencia de los más variados personajes, nos encontramos también unas casas abigarradas de poca altura, con pequeños balcones de hierro. Los geranios rojos de las ventanas y el intenso azul del cielo dan una nota de color. Pero la gran riqueza colorista está aún por ver, escondida dentro de los gruesos muros de la iglesia de San Antonio de los Alemanes.

Conviene hacer un poco de historia y recordar que la fundación del templo se la debemos al rey Felipe III, quien creó en 1607 un hospital para enfermos portugueses con una capilla anexa para uso de la Hermandad de San Antonio. Portugal pertenecía entonces a la corona española. El cambio de nombre a como lo conocemos actualmente lo decidió la segunda esposa de Felipe IV, Mariana de Austria. Los beneficiarios de ese hospital van a ser ahora “los enfermos y peregrinos alemanes, y con el objeto también de convertir a los que llegasen a esta corte infectos de la herejía”
[1]. Portugal se perdió definitivamente en 1640.

En 1702, el rey Felipe V, otorgó la administración de esta iglesia de fundación real a la Santa Hermandad del Refugio, que es quien la sostiene en la actualidad. La Hermandad es una institución dedicada a recoger a personas pobres, sin techo, con el fin de proporcionarles alimento y cobijo durante la noche. Además, atiende a casi cuatrocientos niños en el colegio anexo.

Descripción arquitectónica

Las obras de construcción de la iglesia comienzan en 1624, siguiendo los planos del arquitecto jesuita Pedro Sánchez, que por entonces trabajaba también en el Colegio Imperial de los Jesuitas de la calle Toledo. Sánchez nos deja constancia en sus obras del profundo conocimiento que tenía de toda la tradición barroca italiana, tanto de espacios centrales sobre una elipse, como de los modelos basilicales renacentistas anteriores. El templo se concluyó en 1631, dos años antes de la muerte del arquitecto jesuita.

San Antonio de los Alemanes es un ejemplo único que sintetiza todos los elementos del barroco del siglo de oro. Nos asombra la disposición del espacio interior, que no se corresponde con el exterior. Dentro encontramos, formando un solo cuerpo, esa plena unidad de la pintura con la arquitectura. La iglesia consta de una sola nave, de planta elíptica, sobre la que descansa una bóveda que nos envuelve totalmente desde el suelo. Lo primero que uno percibe al entrar en la iglesia es la ausencia de elementos arquitectónicos tradicionales: no hay columnas, ni pilastras y la cúpula carece de tambor o linterna. Se busca la unidad espacial y se prescinde de los elementos que puedan crear un espacio compartimentado. La mirada del visitante puede centrarse así en los frescos que le rodean e, inequívocamente, terminar en lo alto, contemplando la exaltación de San Antonio y la Gloria de la cúpula.


En la construcción de la fachada intervino otro gran arquitecto, Juan Gómez de Mora, quien era desde 1611 maestro y tasador de las obras reales. Este famoso arquitecto imprime su característica huella del primer barroco madrileño también a esta iglesia: así se constata en el sobrio exterior de ladrillo visto, sobre zócalos de granito, que se remata con una torre de chapitel empizarrado.

Al recorrer el exterior del edificio nos encontramos con decoraciones demasiado anacrónicas. Ello se debe a la restauración realizada en 1886 por el arquitecto Ruíz de Salces quien, siguiendo la moda neogótica de entonces, realizó cambios en la fachada para adaptarla al nuevo edificio que la Hermandad del refugio había construido alrededor. Son de esa época las molduras neogóticas de granito de las ventanas, la galería de arquerías ciegas de la parte superior, la elevación del campanario que da a la calle Corredera y un revoque de los muros( que se eliminó en una restauración posterior de la fachada ).

El lenguaje barroco juega con el espectador. Nada es lo que parece, como la “Vida es Sueño” de nuestro Calderón de la Barca. Pedro Sánchez levantó sobre la planta un grueso muro, cuyo interior era elíptico y el exterior rectangular. Sobre él se apoya la ligera bóveda construida con cerchas de madera, igual que el chapitel. Este sistema permite una construcción rápida y abarata los costes. El perfil exterior es el de una torre poligonal completamente plana y, sin embargo, por dentro el espacio es totalmente curvo. Los lunetos de la cúpula por fuera son sencillas ventanas. La imagen que recibe uno es de un edificio macizo y sobrio, pero al entrar se convierte en algo sumamente ligero, elegante y recargado de pinturas.

La pintura mural : el muro oval

En los frescos que decoran en su totalidad la iglesia de San Antonio de los Alemanes intervinieron varios autores: primeramente trabajaron los pinceles de Francisco Rizzi y Juan Carreño, aunque luego fuera restaurada por Lucas Jordán. En toda esta parte baja se aprecia el estilo de este último y su manera rápida de trabajar, no en balde le llamaban “fa presto”, ya que fue el autor de grandes frescos en España, reconociéndosele más de cinco mil cuadros al óleo.

En la representación siguen todo un programa iconográfico. Aparecen reyes de España, Francia, Hungría, Alemania y Bohemia. Todos ellos se muestran en postura sedente, tocados de ropas majestuosas( coronas, mantos de pieles, armaduras, sedas, joyas, espadas...)y rodeados de un halo de santidad. Ninguno mira al frente, sino a los lados. Poniéndose en comunicación entre ellos y contemplando las escenas de arriba como si estuvieran en un escenario teatral. Este hecho genera una enorme sensación de movimiento. Todos ellos están flanqueados por jarrones con flores y la leyenda inferior nos proporciona su identidad. La reciente restauración ha conseguido limpiar los frescos y eliminar los daños producidos en los morteros y capa pictórica por las sucesivas filtraciones y humedades.¡ Da gusto poder apreciar ahora dibujos y colores que antes era imposible!

En la selección de los reyes hay un elemento común. Todos ellos son reyes o reinas medievales, que se distinguen por su santidad y su lucha contra los enemigos de la fe católica (ya sean musulmanes o herejes). Las diferentes nacionalidades representadas tienen mucho que ver con los países que intervinieron en la famosa guerra de los Treinta Años( 1618-1648) durante el reinado de Felipe IV, reavivando las luchas político-religiosas .

En el lado de la izquierda, siguiendo la puerta de entrada hacia el altar, nos encontramos el siguiente orden:

- San Esteban, padre de San Emerico, y rey de Hungría( s. X). Fue el que convirtió Hungría al catolicismo y la unió a la cultura occidental. Aparece con el bastón de mando y los tres clavos. En San Esteban llama la atención el detalle de la fuerza que emana de sus ojos, ya que la técnica del fresco no permite tanta precisión.
- San Luís, rey de Francia( 1214-1270). Dirigió cruzadas contra los musulmanes del N de Africa y mandó construir la Saint Chapelle de Paris. Sus símbolos son la espada y un edificio circular bajo su brazo izquierdo.
- San Enrique II, Emperador de Alemania( 973-1024). Luchó contra los eslavos y apoyó al Papa. Además, con sus bienes dotó numerosas catedrales. Se le representa con un bastón de mando y la bola del mundo con el águila imperial encima.
- Santa Cunegunda. Esposa del anterior, con el cual contrajo un matrimonio “blanco”
[2]. Es un bella representación con el peinado recogido al modo germánico. Con sus manos sostiene un pan y una jarra, que indican su entrega a los pobres o su amor a la Eucaristía. A su izquierda, una joven levanta un corazón encendido y pisa unas maderas( alude a la prueba que pasó la reina pisando unas brasas ardientes).
- San Hemerico, príncipe de Hungría. Inicia las pinturas del lado derecho de la puerta de entrada. Es hijo de San Esteban y le aluden una matrona con una cara infantil bajo uno de sus pies, mientras que con el otro aplasta a una serpiente.
- San Hermenegildo, ejecutado por su padre, el rey visigodo Leovigildo en el año 586, por su defensa de la religión católica frente al arrianismo. En las alegorías de arriba una mujer lleva un cáliz como símbolo de la entrega de la vida por la verdad y, la de la izquierda, aparece ayudando a un niño en brazos.
- San Fernando( 1148-1252). Santo muy preocupado por extender la reconquista por Andalucía. Una de las alegorías está alada y con un libro bajo sus pies( representando su labor como gobernante, legislador y patrocinador del Estudio General). La otra aparece aplastando serpientes .
- Santa Idicia( 961-984). También conocida como Edita de Inglaterra
[3], en su mano porta una plancha metálica manchada de sangre.

Como estamos viendo, además de la belleza técnica, es fundamental conocer la iconografía y el sentido de todas las pinturas de la iglesia. La advocación a San Antonio también tiene sus motivos. Este santo se formó en Portugal, aquí se ordenó como agustino y, en Lisboa pasó su infancia y juventud. Destaca por el ímpetu de convertir a herejes e incrédulos en sus predicaciones. Además, tenía fama de ser un santo muy milagroso( curaba enfermedades muy contagiosas, como la peste, le obedecían las fuerzas de la naturaleza, resucitaba muertos, etc..). Sus milagros más famosos se narran en la siguiente franja del muro oval. Suelen ser composiciones complejas, en las que intervienen muchos personajes. Lucas Jordan intensifica la expresividad de los cuerpos por encima de cualquier otro detalle anecdótico .Las figuras, como en el resto de los frescos, son monumentales y de gran movimiento. Destaca el variado colorido, donde aunque dominen los tonos fríos, también encontramos notas de colores más cálidos( rojos, naranjas, amarillos). Generalmente son los ángeles los que desenrollan los tapices con estas historias y se las van presentando al público. Siguiendo el mismo orden que los reyes anteriores representan:
- El carretero que deniega su ayuda diciendo que lleva un familiar muerto dentro. Cuando ríe la broma se encuentra que, efectivamente, está sin vida y, arrepentido pide ayuda al santo.
- La mula que lleva sin comer tres días y se arrodilla ante la Eucaristía.
- El milagro del niño con el pié cortado al que se lo repone.
- El desprecio a sus palabras que hacían los habitantes de Rímini, provocó el que predicara a los peces, que sí le escuchaban atentamente fuera del agua.
- A quienes intentaron burlarse presentándole a uno que fingía haber perdido los ojos en un accidente, vieron en el paño efectivamente los ojos ensangrentados y las cuencas vacías. El santo lo curó y los convirtió.
- Curación de un niño tullido en Sicilia.
- Mientras predicaba en Lemonges- Francia – estalló una tormenta, pero San Antonio consigue que el lugar esté completamente seco.
- El milagro de un niño recién nacido que habla defendiendo la honradez de su madre.

Decoración de la cúpula

Es en este lugar donde más patente se hace la intervención de varios autores. Quizás el proyecto original fuera del boloñés Colonna, famoso fresquista italiano traído a España por Velázquez y especialista en pintar “Quadratturas”. Combinaban a la perfección formas arquitectónicas fingidas( ventanas, columnas, pilastras, frontones, entablamento barroco y diversas molduras ) con jarrones, guirnaldas y figuras humanas. Toda esta labor pictórica, en una especie de grisalla creando perspectivas imaginarias, se le atribuye a Rizzi. Dejando para las figuras de los santos dentro de las hornacinas. Hay que recordar que, tanto Rizzi, como Carreño, habían trabajado ya en el Alcázar con Mitelli y Colonna.

Rizzi pintó los pedestales para la galería de santos de arriba. Cada uno de ellos contiene dentro una grisalla que simula un relieve de una escena de su vida. Este hecho no se aprecia desde abajo. Antes, a los lados de las hornacinas, existían columnas lisas (que cambió Lucas Jordán por estas salomónicas, más acordes con la exuberancia decorativa y al movimiento que él imprimió a la obra ). Jordan prescindió también de algunas flores y guirnaldas y puso dos ángeles a cada lado del relieve inferior. Carreño, buen pintor al óleo y que tenía fama de retratista, pintó todas las figuras de santos medievales con el elemento común de ser portugueses o tener algo que ver con la nación portuguesa: San Gonzalo de Amaranto( encima de la puerta de entrada, a la izquierda), Santa Sabina y Santa Irene de Portugal- ambas mártires vírgenes -, San Dámaso, San fructuoso, Santa Julia, Beatriz de Silva y el beato Amadeo. Todos ellos simbolizan una iconografía que responde a ciertos temas primordiales en la religiosidad del siglo XVII, como el martirio y la virginidad- en santa Sabina, santa Irene y santa Julia -.También se destaca la devoción a la Virgen Inmaculada, en la fundación creada por Beatriz de Silva, y a la figura del Papa( San Dámaso). Los protestantes enfrentados a la corona española negaban estas realidades.

Arriba, la cúpula nos envuelve con las mismas luces, nubes y exaltación que a San Antonio. Representa la glorificación del santo, que aparece vestido con su hábito propio, arrodillado sobre una nube. Está en la gloria, con los brazos abiertos ante la Virgen, coronada como reina rodeada de ángeles. En la parte central hay un círculo del que emana una potente luz que lo desborda todo. La perfección del círculo simboliza a Dios Padre, el rayo de luz es el Hijo e, incluso, parece esbozarse la paloma blanca del Espíritu Santo. Toda esta escena sobresale de la balconada de piedra con adornos espirales que la enmarcan. Se puede palpar una atmósfera celestial y de majestuosidad teatral debido a la composición de la obra, los escorzos de las numerosas figuras, sus expresivas posturas y rostros, la luz o las tonalidades. Se consigue una misteriosa luminosidad, a pesar de la ausencia de ventanales o linterna, impresión que la reciente restauración acentúa.

Las otras joyas artísticas

Además de la gran originalidad de los frescos, San Antonio de los Alemanes presenta otras joyas desconocidas para el lector y que aprovechamos esta oportunidad para mencionarlas. Como los seis altares inferiores con sus respectivos óleos . Hay que agradecer al equipo de restauradores de Sánchez-Barriga que haya conseguido recuperar el brillo, las tonalidades originales y la enorme luminosidad de estas estructuras barrocas, que la oxidación de los barnices impedía ver. Parecen espejismos que ocultan la realidad, pero en esos altares los elementos de madera imitan concienzudamente al mármol: copian sus vetas y diversas tonalidades( marrones, naranjas, grises, azules, verdes o granates); incluso, a veces, parece un mármol muy pulido y otras hasta deja ver algo sus poros. Dan sensación de aparentar lo que no se es, de falsa riqueza. Solamente las bases de mármol grisáceo de las pilastras que los enmarcan son auténticas.

Eugenio Caxes pinta las majestuosas Santa Isabel de Hungría y Santa Engracia, donde se aprecia cierto naturalismo de la escuela madrileña. Lucas Jordán nos deleita con la monumental escena barroca de San Carlos Borromeo y la serena composición enfrente “de San Joaquín y Santa Ana con la Virgen”. También notamos el modo de hacer de Jordan, rápido y expresivo en el original “Calvario” del fondo, que continua el dominio de los tonos fríos que existe en el resto de las obras, pero en esta fina Piedad no escatima detalles expresivos: la Magdalena besando los pies de Cristo, los ojos llorosos de la Virgen, a quien le acompaña un destrozado San Juan, las mujeres del segundo plano, el soldado de la lanzada que se marcha, la posición del sol y la luna, etc. Es una pena que delante del cuadro haya una imagen de la Virgen Dolorosa demasiado grande para ese lugar y que lo oculta parcialmente. Pero en general, tienen encanto todas las pequeñas esculturas que se encuentran frente a los cuadros.

Con los maravillosos frescos que rodean al visitante, a uno le cuesta centrar la atención en el impresionante altar barroco donde aparece la escultura en madera policromada de San Antonio, realizado por Pereira, a modo casi de baldaquino. Aquí sí que se concentra toda la riqueza de mármoles y bronces, en los soportes de este retablo unitario, así como en el sagrario. Pero es madera lo que rodea a ambos. Remata el altar el escudo de Felipe V, flanqueado por un ángel y el águila.

No conviene olvidar los ventanales con rejas y celosías de los muros laterales, sobre los que descansan medallones de los diferentes reyes que intervienen en la construcción de la iglesia: Felipe III y Felipe IV, Carlos II y su esposa Mariana, Felipe V y su primera esposa MªLuisa de Saboya. Ni tampoco los confesionarios en madera verde y dorada del sXVII, que van a juego con la cajonera de la entrada en la sacristía.



[1] R.Cédula fechada el 26 de agosto de 1689, que recuerda de nuevo el primitivo deseo de la entonces reina madre Mariana de Austria.
[2] Acordaron mantener ambos la virginidad .
[3] Según el especialista en estos temas Elías Tormo, en su obra “Iglesias del antiguo Madrid”. Instituto de España. Madrid, 1979. Pág., 171.

PASEAR MADRID: CONVENTO DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

ISABEL PIQUERAS

En los orígenes está el antiguo convento de Bernardas recoletas junto al palacio del duque de Uceda. El arquitecto Bartolomé Hurtado (1671) sitúa el convento al O, junto a dicho palacio, con un claustro y una hermosa galería alrededor del patio que estructura toda la obra. La fachada se inspira en la de la Encarnación, aunque aquí hay más barroquismo.

La iglesia presenta una sola nave, en la que se abren capillas bajo arcos de medio punto. El crucero, donde los abrazos apenas están indicados sirve de soporte a la bella cúpula. Las pinturas al fresco de la bóveda son más tardías, s. XVIII (de Luís González Velázquez), así como el retablo que es de corte Neoclásico. Hoy se conoce como Iglesia Arzobispal Castrense.


PALACIO DE UCEDA

Construido para D. Cristobal Gómez de Sandoval y Rojas, duque de Uceda, por Alonso Turrillo (1613-1618), influído por Gómez de Mora y queriendo realizar un conjunto similar al Alcázar de los Austrias, pero de menores dimensiones.


CAPILLA DE SAN ISIDRO EN SAN ANDRÉS

Se debe a Pedro de la Torre y a Villarreal (1642-1666 ). Su historia está muy relacionada con la canonización del patrón de Madrid en 1622, a quien Felipe IV quiso dotar de un templo de gran majestuosidad. El exterior es de granito y ladrillo, con grandes fachadas-retablo en cada una de las entradas, destacando la vistosa cúpula con gran tambor y linterna que se veía desde todo Madrid.

El interior está muy decorado con elaborados estucos, pinturas y mármoles. Fue incendiada durante 1936, perdiéndose todo el patrimonio, como el famoso retablo mayor de Alonso Cano con esculturas de Pereira. Tampoco conservamos el tabernáculo-baldaquino para la urna del santo que realizó Lobera en 1669.


COLEGIO IMPERIAL DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

Refleja la importancia de la Compañía de Jesús en la España del sXVI. En 1562 se asientan en Madrid, en unos terrenos de la calle Toledo cedidos por Leonor Mascareñas. Se edifica ahí una iglesia dedicada a San Pedro y San Pablo y un sencillo colegio inagurado en 1567. Más tarde, al morir en 1603 la Emperatriz María de Austria ( hermana de Felipe II ), dejaba todos sus bienes para esta edificación.

Felipe IV colocaba la primera piedra del actual edificio en 1622, pero las obras duraron hasta 1664. Los jesuitas tenían entre sus propias filas importantes arquitectos, como Pedro Sánchez, que muere en 1633, continuando las obras Francisco Bautista. Siguen el modelo de la iglesia Gesú de Roma, de Vignola: una gran nave con crucero de brazos muy cortos y grandes capillas laterales comunicadas entre sí. Bautista es el que introduce en España las bóvedas y cúpulas encamonadas.

Es el gran templo barroco madrileño. La fachada de orden gigante, que soporta un claro entablamento, se abre directamente a la calle. El remate de las torres es posterior a la Guerra Civil.

El interior estaba dedicado a San Francisco Javier y presentaba como novedad un nuevo tipo de capitel . El entablamento se decora con modillones pareados, la línea de cornisa es muy clara y coincide con la proyectada hacia la calle. De su original decoración barroca se perdió algo por el Neoclasicismo, así como en 1936 se destruyeron esculturas y pinturas.

El recorrido interior se organiza por tramos. Destaca la tercera capilla a la derecha: la escultura del nazareno, de Juan de Mesa; el lienzo de Rizzi “Camino al Calvario”( 1674), los óvalos de San Pedro y la Verónica, también de Rizzi; los frescos y pechinas los pintaron Mantuano y Claudio Coello en 1673. El retablo mayor es básicamente el primitivo, pero retocado por Ventura Rodríguez en 1767. El arca es de 1620.

Siguiendo por la izquierda, destaca en el crucero el retablo corintio de Herrera Barbueno (1650-55) y la capilla central. Esta fue en su tiempo la iglesia del Buen Suceso y funcionaba como parroquia. Bautista la costeó porque quiso ser enterrado en ella. Presenta planta con una nave, crucero y cúpula.

A la derecha de la colegiata estaba el colegio, con un patio trazado por Melchor de Bueras en 1679, siguiendo la tradición herreriana. En 1767 son expulsados los jesuitas de España y se dividió todo este conjunto: viviendas, templo dedicado a San Isidro y Estudios Reales de san Isidro. En 1885 se elevó a catedral de manera provisional hasta que se terminara la Almudena.

PASEAR MADRID: CASA CISNEROS

ISABEL PIQUERAS

Palacio de D.Benito Jiménez de Cisneros( 1537). De la época original se conservan diversos artesonados, tapices y la fachada principal, que daba a la calle Sacramento. En 1915 es restaurado totalmente por Luís Bellido. La actual entrada principal de la plaza de la Villa corresponde a los corrales, cuadras y dependencias de la servidumbre.

ENTORNO DE LA PLAZA DE LA VILLA

Situada en la antigua plaza de S. Salvador, donde se solía reunir el “concejo” de la villa. En el s.XVI encontraríamos la casa del corregidor en el lugar que ocupa el actual ayuntamiento y, en frente, la Casa de los Lujanes, imponente edificación civil del s.XV, mandada edificar por Álvaro Luján. Conserva de la época dos portadas mudéjares de arco de herradura(calles del Codo y del Cordón) y, en la parte central, una fachada de piedra del último gótico señorial madrileño.

En cuanto a la Casa de la Villa, José de Villareal realizó en 1653 las trazas definitivas. En ellas el patio es el protagonista y crea recorridos tangenciales, no circulares, para que la circulación se agilice en su interior. El sobrio basamento de la parte baja realzaba la parte noble. La construcción sigue el estilo del barroco madrileño de Gómez de Mora. Las molduras que hay sobre las puertas y los remates de las torres son de 1690 y se deben a José del Olmo y Teodoro Ardemans. De esa época son también los frescos de Palomino que cubren el salón de sesiones. En 1771, el arquitecto neoclásico Villanueva, realiza la columnata que da a la calle Mayor. El interior se reforma totalmente a lo largo de los siglos XIX y XX.

CASA-PALACIO DEL CORDÓN

Palacio barroco con una portada formada por molduras que se quiebran, que ocupa el lugar donde un día estuvo la casa de los Puñonrostro y el palacio de la princesa de Ébolí,

CARBONERAS DEL CORPUS CHRISTI

La fundación del convento se debe a una descendiente de Beatriz Galindo “La Latina”, Beatriz Ramírez de Mendoza, cuya hija profesó como abadesa. Las obras las lleva a cabo Miguel de Soria (entre 1615-1625), dentro del más puro estilo sobrio y contrarreformista de la época de Felipe III. La construcción del conjunto conventual apenas modificó el urbanismo de este viejo barrio medieval, ya que la comunidad jerónima aprovechó las anteriores casas nobles de su fundadora y esa traza irregular se percibe todavía entrando en el convento anexo. Al exterior, la iglesia carece de fachada principal y lo que presenta es una pequeña entrada lateral con un relieve del s.XVII de San Jerónimo y Sta Paula adorando la Eucaristía, flanqueado por el escudo de los fundadores.

El interior se conserva tal cual fue en el s.XVII. De planta única, de salón rectangular, sin capillas, dividida en tramos por pilastras toscanas. El altar no sobresale en planta ni alzado y, sólo se distingue por la elevación del presbiterio y por el gran arco que hace de pantalla separándolo de la nave. El gran retablo con el Calvario central pertenece al granadino Morales y está influído por el del Escorial de los Leoni, con quienes estuvo trabajando. El lienzo central es la Santa Cena, de Vicente Carducho.

El coro, situado a los piés de la Iglesia sirve de unión de ésta con el convento. En el interior conservan cuadros y esculturas del s.XVII e, incluso, un Nazareno que llevaba Santa Teresa y que pasó a manos de la fundadora.

PLAZA MAYOR DE MADRID

Importancia histórica del entorno de la plaza, como zona de expansión y área comercial en el Medievo. Con motivo del establecimiento de la capital, la ciudad crece muy rápido y Felipe II decide –en 1581- transformar la plaza del arrabal en un amplio recinto para celebrar actos solemnes y populares. Entonces se hizo un primer proyecto de Juan de Herrera. Basándose en él se construyó la Casa de la Panadería por Diego Sillero en 1590, sirviendo de modelo para el resto de la plaza.

Con Felipe III, en 1608, Francisco Mora recibe el encargo de cuadrar la plaza. Pero será su sobrino, Juan Gómez de Mora, el encargado de llevar a cabo la obra en 1617: diseñó la plaza con forma de rectángulo proporcionado y abierta a las calles adyacentes. Las casas representaban como un telón esceneográfico. Superó el desnivel de la cava de San Miguel con terraplenes y pisos de viviendas.

Tras el incendio de 1672 la reforma Tomás Román , recargándola de decoración. Después de otro incendio en 1790, Juan de Villanueva la restaura cerrándola definitivamente y dando una mayor uniformidad a los pisos.

CAPILLA DEL OBISPO

Atravesando la torre medieval de San Pedro( siglo XIV) y la plaza de la Paja, llegamos a la imponente fachada renacentista de la Capilla del Obispo. La construye Francisco Giralte (1544-1550) para convertirla en panteón de la familia Vargas, recibiendo el encargo del segundo hijo, Gutierre de Carvajal y Vargas, obispo de Plasencia. Destaca el exterior con las escaleras de tramos enfrentados y el arco de medio punto renacentista. El interior se cubre con bóvedas de crucería y, nada más entrar vemos el sepulcro del obispo del obispo labrado en alabastro de estilo plateresco. A los lados del altar se sitúan los de sus padres, de tamaño inferior. También Giralte, discípulo del escultor toledano Alonso de Berruguete talló el retablo que cubre todo el altar mayor.

Aquí estuvo el arca con los restos de San Isidro en 1518, hasta que la vecina parroquia de San Andrés consiguió recuperar las reliquias en 1544.

PASEAR PALACIOS Y REALES SITIOS: LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO

ISABEL PIQUERAS

El primer rey que prestó atención a esta zona fue Enrique IV(1450), cuando al terminar una de sus cacerías decidió levantar una ermita dedicada a San Ildefonso. Más tarde, los Reyes Católicos donaron la ermita y la casa contigua a los Jerónimos del Parral de Segovia. Estos monjes hicieron una especie de granja de recreo, con su huerta y animales típicos. Carlos V siguió interesándose por estos bosques, pero prefería el palacio de Valsaín. Este último palacio había sido destruido en 1686 por un incendio, lo que motivó que Felipe V encargara a su arquitecto, Teodoro Ardemans, la reconstrucción . Además, compró el pueblo del Parral y parte del monte de Valsaín. Todo ello sucedía en 1717.

En una de las visitas de Felipe V por esos bosques para seguir las obras de reconstrucción, pasó por la granja de recreo de los Jerónimos y quedó encantado con la zona. Tanto es así, que anuló las reformas previstas para el palacio de Valsaín, compró los terrenos de la Granja el 3 de marzo de 1720, y manda a Teodoro Ardemans que se traslade desde Valsaín a la Granja . El 1 de abril de 1721 comenzaron unas obras que durarían muy poco, puesto que el 10 de septiembre de 1723 lo habitaban los reyes por primera vez. La capilla se levanta unos años más tarde, en 1725, y aquí se sitúa el panteón real donde está enterrado Felipe V( fallecido en 1746) y su mujer Isabel de Farnesio( que muere en 1766).

Fernando VI le presta poca atención, no así su hermano, el rey Carlos III, quien amplía los terrenos del real sitio y lo decora a su gusto. También se celebra en la Granja la boda de su hijo Carlos con Mª Luísa de Parma(1765). Carlos IV pasa aquí algunas temporadas y firma importantes tratados con los franceses( como el de 1796). Otros acontecimientos importantes que tienen lugar en este real sitio serían la sublevación de la guarnición de la Granja contra Mª Cristina de Borbón, madre de Isabel II(1836), el famoso incendio de 1918 o el nacimiento de D. Juan, padre del actual rey.

El primitivo palacio de Teodoro Ardemans

Ardemans será el último arquitecto español durante muchos años ya que, a su muerte, llegaron importantes artistas italianos para dirigir las obras de palacio. El 1 de abril de 1721 se concentran en la Granja centenares de soldados, ingenieros militares, campesinos para explanar y preparar bien el terreno. Por esas fechas se ajusta también el plan del jardín ideado por René Carlier.

En 1722 se probaba, por primera vez, el funcionamiento de la Cascada Nueva, en el eje de simetría del palacio y se colocaban las figuras del “Triunfo de Anfítitre” al pié de esta cascada . Siguiendo en la misma zona, se comienzan en 1723 las obras del cenador, iniciadas por Carlier y terminadas por Procaccini, ya que Carlier falleció al año siguiente.

El palacio de Ardemans sigue la tradición de los palacios de los Austrias: construcción de dos plantas y sus numerosas buhardillas alrededor de un patio central. Con sus cuatro torres de chapiteles empizarrados en las esquinas. La decoración era muy sobria y eso lo sabemos por los inventarios y por la descripción del embajador francés que visitó a los reyes en estas tempranas fechas.

Ampliación de Andrea Procaccini

Andrea Procaccini y su discípulo Subisati llegan en 1720 desde Roma. Procaccini era el prototipo de artista aristocrático, de gran fama en Roma: trabajó en el Vaticano( restauró las estancias de Rafael) y en San Juan de Letrán, dirigió la fábrica pontificia de tapices de Sant Michele en 1715 y era profesor de la famosa academia de San Luca. Era también un auténtico coleccionista, que poseía importantes cuadros, dibujos, tapices y estatuas. En España empieza a trabajar como pintor y retratista de los reyes, como aposentador real y como consejero artístico. Cuando muere Ardemans, en 1726, Procaccini es nombrado Director General de las obras del real sitio de la Granja.

Organiza las importantes colecciones artísticas del palacio:
- Las “alhajas del Delfín”, que eran la parte de la herencia correspondiente al rey Felipe V, a la muerte del Gran Delfín de Francia, consistente en joyas, orfebrería, relojes, arañas, muebles y cuadros.
- Pinturas adquiridas por la reina en Flandes y Holanda. Hay que matizar que los reyes marcaban sus cuadros para distinguirlos( Felipe V con el aspa de la cruz de San Andrés e Isabel de Farnesio con la flor de Lis ).
- Procaccini gestionó la compra de la colección de esculturas de la reina Cristina de Suecia( muchos de los mármoles antiguos romanos ) y el lote de pinturas que había pertenecido a su maestro Carlo Maratta.

Procaccini amplió el primitivo palacio de Ardemans con cuatro alas. Hacia el Norte( patio de coches ) y hacia el Sur , formando el patio de la Herradura. El palacio se extendía horizontalmente y cambiaba la imagen exterior, con esos patios abiertos y formas más ondulantes de Procaccini. Su discípulo Subisati termina el patio de Herradura(1737), la casa de oficios( tras el incendio de 1740) y decora el panteón real.

Filippo Iuvara

Iuvara viene a España en 1735 para trabajar en el nuevo palacio real de Madrid pero, a la muerte de Procaccini, interviene en la Granja realizando la fachada principal. Como fallece al año siguiente la terminará su discípulo Sacheti (1735-40). Con esta fachada se completa la transformación del palacio que había iniciado Procaccini. Está formada por un cuerpo principal que avanza hacia el exterior, de cuatro columnas estriadas con capiteles compuestos. Los cuerpos laterales son simétricos y están formados por pilastras . Sobre las columnas y pilastras va colocado un sencillo entablamento sobre el que corre una balaustrada con jarrones de mármol. El ático rectangular está compartimentado por cuatro cariátides de mármol que representan las estaciones.

Iuvara también decoró la “Chambré du lit” o antedormitorio y el Salón para las empresas del rey, que es el central frente al eje del parterre. El Chambré du lit es más conocido como la “sala de lacas chinas”. Recuerda a la sala de lacas chinas que había acondicionado Iuvara para el palacio real de Turín: el revestimiento es de mármol amarillo, rojo y verde, con pilastras de lacas de china y adornos de madera dorada. Sobre las puertas hay dos obras de Locatelli, pintor más clásico que sigue la tradición del s:XVII ( representan escenas de “Jesús y la samaritana “ y “Jesús en el desierto”). Mucho más novedosos son los cuadros de Giovanni Paolo Panini( “Jesús expulsa a los mercaderes del templo”, ”Jesús y los doctores”,” la piscina probática” y “Jesús apedreado por los judíos”). La pintura de Panini está influida por las escenografías teatrales: triplica las proporciones de la arquitectura con respecto a las figuras humanas, gira 45º los ejes de los pórticos y columnas, sitúa patios inmensos sin cubrir para conseguir una mayor profundidad.

Colegiata

La de Ardemans se consagró en 1723 dedicándose a la Santísima Trinidad. La planta es de cruz latina, con una cúpula sobre tambor octogonal y una gran linterna. Ardemans realizó el retablo, pero toda la decoración pictórica de la iglesia, que era de la época de Carlos III ( Sabatini intervino organizando la decoración; también Maella, Bayeu ) se perdió en el incendio de 1918. El panteón real lo construyó Subisati, aunque las esculturas son de los artistas franceses Dumandré y Puthois y la medalla del Cristo Victorioso es de Luis Salvador Carmona. Las pinturas de la bóveda son de Franccesco Sasso y representan el “Triunfo de la Justicia” y la “Fe”.

Esta capilla es de planta rectangular y el cenotafio está construido con mármoles y bronces dorados al fuego. Sobre un pedestal se levanta la pirámide que termina con un perfumador humeante y la corona de Felipe V. Abajo hay un cojín con la corona real rodeada de los cetros( del poder y la justicia), las monumentales esculturas de la Caridad y el Sentimiento, las medallas con los bustos de los reyes y la escultura de la Fama alada coronada de olivo.

Jardines

Frente a los artistas italianos, protegidos por el marqués de Scotti e Isabel de Farnesio, que se dedicaban a la arquitectura y decoración del palacio, los jardines fueron coto privado de los franceses. En el diseño de los jardines se sigue, fundamentalmente, el geometrismo y clasicismo de la escuela francesa. Además, los jardineros forman todo un equipo de trabajo con los arquitectos, escultores, ingenieros militares, ayudantes de jardinería, fundidores de bronce, etc.

El primer ingeniero militar que llegó a la Granja fue Etienne Marchand, quien ya se encontraba trabajando en 1721 en los jardines de Aranjuez( en el parterre ). Con él trabaja el arquitecto Carlier, que fallece en 1724, y el jardinero Etienne Boutelou. Boutelou crea toda una saga familiar que trabajará en los jardines de la monarquía española. También son requeridos para trabajar aquí los mejores escultores de Versalles, como René Fremin, Jean Thierry, y posteriormente otros como Jacques Bousseau, Pierre Pitué y Hubert Dumandré. Entre 1728 y 1733 se realizaron la mayoría de los conjuntos escultóricos y, la última fuente en terminarse fue la de los “Baños de Diana”, que está fechada en 1742 El escultor de más prestigio es René Frémin, quien regresó a París en 1738 elevado a la categoría de noble por Felipe V. En el interior del palacio realizó las esculturas de la Fe, los bustos de Luis I, Luis Isabel de Orleans y Cristina de Suecia. Las esculturas para las fuentes y jardines vienen indicadas en el plano anexo. Las diferencias de criterios entre los escultores y los fundidores de bronce motivó que muchas estén fundidas en plomo e, incluso, que halla algunas de mármol , pero que luego fueron bronceadas en verde o doradas.