sábado, 28 de junio de 2008

PASEAR PALACIOS Y REALES SITIOS: REAL CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN DE MADRID

ISABEL PIQUERAS
Felipe III y su mujer Margarita dedicaron la mayor parte de su tiempo a la fundación de conventos y diversas obras pías. La reina Margarita, nada más regresar la corte de Valladolid, decidió comprar los terrenos para la creación de un convento de monjas agustinas recoletas. Se trajo a una pequeña comunidad de Valladolid, que residió primero en la casa del tesoro de palacio mientras se terminaban las obras. Su gran amiga agustina de Valladolid, sor Mariana, fue la primera abadesa de esta fundación pensada para catorce monjas.

Presenta muchas diferencias con las Descalzas. Aquí no hay residencia palaciega, ya que la Encarnación se pensó como complemento religioso del Real Alcázar, que por entonces no tenía capilla. Estaba unido a él por un pasadizo o galería cubierta adornada con fabulosas pinturas, tapices y árboles aromáticos. La galería llegaba hasta el edificio del tesoro, en la actual plaza de Oriente. La descripción exterior puede apreciarse en los primeros planos de Madrid conservados, como el de De Wit(1635) o el de Texeira( 1656).

La reina había hecho la promesa de que si expulsaban a los moriscos fundaría un convento bajo la advocación de la Encarnación para refugio de las hijas de los criados nobles al servicio de la casa real. Aquí no eran tan estrictos como en las Descalzas en cuanto a la pertenencia a la realeza o a la nobleza de las novicias. También recibían menor dote que las Descalzas. Otra de las diferencias era que, frente al hermetismo de aquellas, este convento actuaba como capilla pública de lo reyes. Aquí se celebraban las exequias fúnebres de los monarcas y sus familias. Se cubrían los muros con enormes paños negros desde lo alto de la bóveda hasta el suelo y, sobre ellos, se colocaban pinturas con emblemas y alegorías a la vida y virtudes del difunto. En el crucero se solía levantar el túmulo de arquitectura barroca ( es muy famoso el realizado por Churriguera, en 1685, para Mª Luisa de Orleans, la esposa de Carlos II ). Durante las fiestas se adornaba profusamente la fachada con tapices y diversas cintas aparecían por las celosías.

La Encarnación se construyó muy rápido para cumplir los deseos de la reina, quien murió en 1612 sin verlo acabado. Lo realizó Juan Gómez de Mora(1611-1616), que acababa de sustituir a su tío en todos los cargos de responsabilidad arquitectónica de la corte. La fachada responde a la tradición herreriana de este primer barroco madrileño, que había llegado a Juan Goméz de Mora a través de su tío Francisco de Mora, discípulo directo de Juan de Herrera( y que había trabajado ya en el convento carmelita de San José de Ávila ). Implanta en Madrid el tipo de convento carmelita y es modelo de arquitectura religiosa para el Barrroco del s.XVII. Un atrio precede a la fachada de gran extensión vertical dividida en tres cuerpos. La parte baja responde a un sencillo alzado de tres arcos de medio punto, la central proporciona luz al coro y presenta el relieve de la Anunciación de Migel Angel Leoni( que sigue la tradición de los Leoni ), y en el cuerpo de arriba están los escudos de la reina fundadora. Rematado todo ello por el frontón triangular que oculta las dos aguas de la cubierta, con las bolas y cruz de piedra que recuerdan al Escorial.

Zaguán
En él se inicia la visita y está decorado por retratos de la casa de Borbón, destacando el de Felipe V, de Palomino.
Portería reglar

Decorada con azulejos de Talavera, que fueron utilizados por primera vez en el Escorial y luego se generalizó su uso en los sitios reales. El torno a la izquierda es el único contacto de la comunidad con el exterior. Destacan los retratos de Felipe II armado( del taller de Juan Pantoja de la Cruz) y de la infanta María, hija de los fundadores, que luego fue Emperatriz de Alemania. También hay un hermoso Descendimiento de escuela italiana del s.XVII. Pero el cuadro que más llama la atención es el que representa con todo detalle la ceremonia de intercambio de princesas, celebrada en el Bidasoa en 1615( del pintor de cámara del archiduque Alberto, Peter van der Meulen ).

Segunda sala

Por el gran portalón reglar se pasaría a la primera estancia dentro de la clausura. Hay un gran lienzo de “Santa Margarita” flanqueado por dos vitrinas con esculturas en cera de Santa Teresa y San Juan de la cruz. La escultura de “Cristo atado a la columna”, de Gregorio Fernández, el lienzo apaisado de la “Dolorosa entre San Juan y María Magdalena”. Destaca el cuadro de Vicente Carducho representando al Salvador.

Tercera sala

Esta sala contiene algunas de las obras más importantes del monasterio: el gran cuadro de Pereda que representa a sor Ana Margarita( hija natural de Felipe IV y destacada reformadora de la orden ) tomando el velo de manos de la primera abadesa y de San Agustín; “El sueño de San José”( de Conrado Giaquinto); “San Juan Bautista”, de Ribera; El pintor de cámara de Felipe III, Bartolomé González, realizó los retratos de los reyes y el pequeño cuadro de la Virgen de la leche. También destaca la “Inmaculada” de Carreño, la gran Virgen sedente con espejos pintados detrás y, flanqueándola, los retratos de San Felipe Neri y Santa Margarita( patronos de los fundadores ).

Galerías del claustro

Bajo arcos de medio punto vienen representados grandes lienzos de la vida de la Virgen, de los que se duda de su autoría. Hay muchas menos capillas que en las Descalzas: del cordero, de Loreto.

Coro

Los treinta y cuatro sillones de la sillería original responden a las treinta y tres monjas, más uno que se reserva a la Virgen del Patrocinio, que preside todos sus actos( regalada por Felipe IV y que está en una de las hornacinas ). Destaca en lienzo”San Agustín y Santa Mónica”, de Lucas Jordán; los siete ángeles de Bartolomé Román y el hermoso Cristo de márfil de excepcional tamaño. En uno de los lados está el sepulcro de mármol y bronce de sor Ana Margarita.

Cuarto de paso
En él se halla el cuerpo incorrupto de la primera priora del convento, Sor Mariana de San José.
Salón de retratos

Numerosos retratos relacionados con Felipe III, tienen sobre todo interés histórico más que artístico. El nombre de abajo se puso en uno de los traslados y la mayoría de las veces no se corresponde. Algunas de las reinas vienen representadas con el hábito de las franciscanas terciarias( rama seglar )

Relicario

En las exquisitas vitrinas de maderas nobles, bronce y cristal, se guardan más de 700 reliquias, como el anillo de Santa Margarita o la sangre de San Pantaleón. En el centro hay un altar con la tabla del pintor italiano Luini representando la Sagrada Familia y un baldaquino en forma de sagrario. El techo está bellamente decorado con grutescos y figuras de santos.

Sacristía

Un zócalo de azulejos de Talavera del s.XVII rodea toda la habitación. Sobre la cajonera el gran lienzo de Bartolomé Román representando la parábola de los invitados al banquete de bodas.

Iglesia

Un gran incendio a mitad del siglo XVIII destruyó la iglesia de Gómez de Mora, que seguía el modelo de planta ideal tras el concilio de Trento: cruz latina, de una sola nave, con cabecera plana y presbiterio alto y cúpula amplia. Ventura Rodriguez remodela toda la decoración de la iglesia, entre los años de 1755-1767, pero sin alterar el espacio primitivo. Sustituyó el toscano de las pilastras de Mora por fustes acanalados y capiteles jónicos, sobre los que un gran entablamento con ovas recorría toda la iglesia. Levantó bóvedas de casetones hexagonales con rosetas interiores. Se pintaron las pechinas( tres arcángeles y el ángel de la guarda), las cajas centrales de las bóvedas( con escenas de la vida de San Agustín ) y la cúpula( la Glorificación de San Agustín ) a cargo de los hermanos González Velazquez, dentro del estilo franco-italiano que trajeron a Madrid los Borbones.

Ventura aprovechó también los grandes lienzos de la iglesia primitiva, de Carducho, pero adaptándolos a los nuevos retablos: “La Anunciación” en el altar, y “San Felipe” y “Santa Margarita” de los laterales. Decoró el anillo de la cúpula con un friso rococó de angelitos, querubines, discos y guirnaldas en estuco. La decoración del resto se la encargó al escultor francés Roberto Michel. El retablo mayor está diseñado por Ventura Rodriguez también, es de ricos mármoles y bronces, y el sagrario es una auténtica joya de la rica orfebrería madrileña del s. XVIII. La bóveda que lo cubre fue pintada por Francisco Bayeu.

La nave no tiene capillas, pero entre los arcos hay grandes cuadros que representan escenas de la vida de San Agustín: San Agustín mostrando la verdad, por Ginés de Aguirre; la muerte de San Agustín , por Francisco Ramos ; el misterio del agua en la playa por Gregorio Ferro o San Agustín dando a los pobres, por José del Castillo. En el tramo intermedio hay un tribuna para los reyes, ya que la iglesia es de patronazgo real y en el presbiterio no había sitio.

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