sábado, 28 de junio de 2008

PASEAR PALACIOS Y REALES SITIOS: EL PALACIO REAL DE ARANJUEZ

ISABEL PIQUERAS
BREVE HISTORIA DE ARANJUEZ

De la edad antigua y medieval existe un vacío historiográfico en Aranjuez. Cuando se van organizando los asentamientos en la Península, tras la Reconquista, Aranjuez permanece como Real Sitio o lugar virgen. Sólo a finales del siglo XVIII se transforma en una populosa villa que participa en los grandes hechos históricos de la nación.

El campo de Aranjuez siguió la suerte de la villa de Oreja que pasó, con la repoblación, a pertenecer a la orden militar de Santiago. Encantado con la zona, el Gran Maestre de la Orden, Lorenzo Suarez de Figueroa, mandó construir un palacio en 1387. Al palacio se añadían un estanque, los jardines y huerta. Los Reyes Católicos son los creadores de Aranjuez como real sitio, al pasar a patrimonio real las órdenes.

Felipe II convirtió Aranjuez en lugar de residencia estable para la familia real y promulgó unas ordenanzas por las que prohibía establecerse poblaciones ahí. Sólo podrían residir en el real sitio los criados del Rey. El Escorial simbolizaba el centro del poder de este rey humanista( unía el saber, la religión y el gobierno ) y Aranjuez el dominio del hombre sobre la naturaleza.

Felipe II encargó a Juan Bautista de Toledo el proyecto de un nuevo palacio y este lo planteó como una residencia campestre, muy abierto y aislado del exterior por una serie de jardines “cerrados”. Juan de Herrera continuaría este primer proyecto imprimiéndole su sello personal. Las obras empezaron en 1574. Pero en los dos siglos posteriores, tres incendios devastarían el edificio: 1660, 1665 y 1748. Este último incendio destruyó el palacio que Felipe V había reconstruído siguiendo los planos originales.

Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza fueron unos enamorados de Aranjuez. Encargaron al arquitecto Santiago Bonavía restaurarlo definitivamente que, aunque respeta el trazado de Herrera, lo concibe plenamente barroco. El pacifismo de Fernando VI dio lugar a la celebración de fiestas deslumbrantes en Aranjuez. El Rey quería una ciudad cortesana populosa, cómoda y alegre, así que derogó la prohibición de asentamiento y levantó la nueva población.

El rey Carlos III aplicaría a esa población todas sus ideas ilustradas de desarrollo económico y social. Su arquitecto Sabatini añadió dos nuevas alas y un espacioso patio de armas.
Carlos IV, que también amaba el real sitio, lo hizo tristemente famoso con la ratificación del “Tratado de Aranjuez” con Francia (1805) y el “Motín de Aranjuez”(1808) urdido por Fernando VII y sus seguidores contra Godoy y que terminó con la abdicación de Carlos IV. Su gran aportación artística fueron la Casita del Labrador y los jardines del Príncipe.
Isabel II lo visitó en períodos de tiempo muy cortos, pero continuos. Siguiendo la moda francesa, inaguró el ferrocarril el 7 de febrero de 1851. En esta segunda mitad del s.XIX Aranjuez asiste al ascenso de la ciudadanía local: desamortización de la mayor parte del término, expansión del ferrocarril y creación de su primer ayuntamiento, con lo cual se reconocía a la población un estatus administrativo independiente del Real Patrimonio.

EL PALACIO REAL DE ARANJUEZ

En general, se conserva la traza original de Herrera, tal como lo quiso Felipe V, que fue quien ordenó la reconstrucción de 1715, culminada por Bonavía bajo Fernando VI( 1746 ). Entonces se hicieron algunos cambios para adaptarlo a las necesidades representativas de la corte barroca, como el pórtico de entrada o la escalera principal. También Carlos III encargó a su arquitecto Sabatini la última ampliación, consistente en dos alas perpendiculares a la fachada principal.

En el exterior llama la atención la combinación de colores que aportan los materiales, las altas cubiertas de plomo y la disposición de la fachada principal. Esta consta de tres pisos: el primero es un pórtico de cinco arcos de medio punto sobre los que descansa el piso principal con terraza, luego, a la altura del tejado tiene desarrollado un tercer piso. Remata todo ello un frontón rectangular con el escudo de armas de Fernando VI. El tejado presenta dos torres en sus extremos. Toda la fachada está rematada por una balaustrada de piedra, interrumpida en el tercer piso.

Respecto al interior, en la planta baja está el Museo de la Vida de Palacio, que ocupa dieciseis salas. El recorrido de lo que es verdaderamente el palacio se hace por los salones de la planta principal. Tras la escalera de Bonavía se pasa al ala de la reina con el siguiente orden:
- Cuerpo de Guardia, decorado con cuadros de Lucas Jordan y donde destaca un mueble para mapas.
- Saleta de la Reina, que también presenta cuadros de Jordán.
- Antecámara, con lienzos italianos del s.XVII
- Cámara de la Reina o Sala de Música, donde destacan el tapíz flamenco del s.XVI, las consolas fernandinas y el piano francés de Isabel II.
- Anteoratorio, presidido por un cuadro de Corrado Giaquinto, que representa a los santos patronos de Fernando VI y Bárbara de Braganza. Se exhibe una colección de mosaicos procedentes de los talleres del Papa.
- Oratorio, construído por Villanueva y Sabatini en estilo neoclásico, con pinturas de Bayeu y Maella.
- Saleta isabelina o de niños
- Salón del Trono, antiguo comedor con bóveda decorada en el s.XIX .
- Despacho de la Reina, siguiendo el estilo de Carlos IV.
- Gabinete de Porcelana, que era la “sala de conversación” de Carlos III.
- Dormitorio de la Reina con un mobiliario de rica marquetería y bóveda alegórica pintada por Zacarías González Velázquez.
- Tocador, de gusto victoriano. Aquí terminaría el ala de la reina.

Con el Salón del baile se inician en el frente oriental los salones de mayor contenido social. Este salón que se abre al parterre está decorado en la época de Isabel II. Le sigue el Comedor de Gala, o “sala de conversación” de Fernando VI( la decoración pertenece a su reinado: suelo de estuco, la bóveda representa las virtudes del rey y su esposa ;también hay cuadros de Giaquinto).

El ala del Rey presenta el siguiente recorrido:

- Cámara del rey, con la colección de vistas de Brambilla.
- Sala de fumar o Gabinete Árabe
- Dormitorio del rey D.Francisco, con arquitecturas ilusionistas en las bóvedas y cuadros de Mengs y Madrazo.
- Gabinete de la reina MªLuísa o Salón de Espejos, decorada por Villanueva, que recuperó unos espejos de Felipe V.
- Despacho del Rey
- Sala de Música del rey D.Francisco.
- Saleta de pinturas chinas, de la época de Isabel II.
- Antecámara del Rey.
- Oratorio de la reina MªLuisa, con retablo diseñado por Villanueva y lienzo de Bayeu.
- Sala de Guardias del Rey, también con cuadros de Jordan.

Se terminaría con la Real Capilla, diseñada con gran originalidad por Sabatini, ya que logró crear un espacio amplio dentro de la estrechez que le proporcionaba la
Arquitectura de palacio. A base de una compleja bóveda invisible desde el exterior. Era una capilla de uso público y los reyes asistían al culto desde una tribuna.

JARDINES DEL PALACIO

Jardín del Rey

Situado al S , es reflejo del jardín renacentista de Felipe II. Formaba parte del cuerpo de palacio construído en el siglo XVI y debía corresponderle otro simétrico, el de la reina, que no se terminó de realizar. Herrera planeó un jardín íntimo, ajeno a las vistas del exterior. Tuvo tapias con ricas hornacinas y grutas, un ajardinado de tipo geométrico con la hermosa fuente central de jaspe. Felipe IV puso el empedrado actual y dispuso la pared con las esculturas de los emperadores romanos.


Parterre
Constituye la aportación de los primeros borbones al paisajismo de Aranjuez. Responde al clasicismo francés de Marchand ,que trabajó para Felipe V. Era un jardín abierto al N y cerrado al E con una pared con tres puertas, desde donde partían las avenidas de la futura ciudad. El muro fue sustituído por un foso en 1761. También desapareció a lo largo del s.XIX el aspecto geométrico y horizontal, ya que se incorporaron los estanques de González Velázquez ( las fuentes de Hércules y Anteo, y la de Ceres ).

Jardín de la Isla

Es uno de los jardines más completos y sorprendentes de la España de los Austrias, donde se combinan influencias flamencas, italianas e hispánicas. Se diseñó aprovechando un meandro del Tajo y el canal llamado de la Ría. Sobre un jardín que existía ya en tiempos de la reina Isabel, la Católica, intervino Felipe II con una serie de trazados y obras hidraúlicas adaptándolo a sus gustos. El trazado es de Juan Bautista de Toledo y el equipo de ingenieros iba dirigido por Holbeque (1561) haciéndolo al estilo flamenco: calles estrechas con emparrados y celosías de madera formaban galerías, que alternaban con pequeñas plazoletas más soleadas adornadas con alusiones mitológicas.
También hay mucha influencia islámica en las pequeñas fuentes a ras del suelo. Como Felipe II tenía como afición cuidar flores, especialmente las rosas, no pudo faltar aquí estos pequeños cuadros bajos de flores.

Felipe III y Felipe IV lo enriquecieron con fuentes y esculturas. Durante el siglo XVIII no se llegó a comprender la originalidad de este jardín y lo transformaron siguiendo la moda francesa. Se hizo entonces la ampliación de la isleta (1729) justo por el lugar por donde solía pasar el cortejo real.

Como se aprecia en el plano, al Jardín de la Isla se accede por el Parterre, y detrás de la fuente de la boticaría estaría el llamado “Salón de los Reyes Católicos” por su forma alargada y dónde hubo un famoso cenador. Tras la fuente de Hércules e Hidra accederíamos a la “Galería” o eje central del jardín, con sus diferentes fuentes hasta la de Baco. Nos interesa recalcar el arranque del desaparecido puente y la puerta de la isleta

EL JARDÍN DEL PRÍNCIPE

Ya con Felipe II, Juan de Herrera había trazado la calle de la Reina, con sus plazuelas redonda y cuadrada, para delimitar el largo terreno rodeado por el río donde había sotos, huertas y algún otro recinto hoy desaparecido. Fernando VI dispuso, en 1754, un embarcadero y la amplia calle que conduce hasta él desde el de la Reina.

Pero será Carlos IV el verdadero creador de este jardín cortesano que es, a la vez, geométrico y sinuoso, extenso, pero dividido en una docena de jardines yuxtapuestos. En 1784, el arquitecto Villanueva y el diseñador de jardines francés Boutelou, trazarían cinco jardines independientes que seguían la moda europea. Más tarde, en 1791, el viejo embarcadero se convertiría en una lúdica fortificación con garitas, almenas e incluso un castillo. El recinto siguió creciendo hacia el E con tres nuevos jardines y el último de ellos rodearía la Casita del Labrador.
Se sigue el siguiente recorrido:
- Puerta principal, de Villanueva
- Jardín español
- Jardín segundo, con huertas y frutales
- Parterre, setos ycenador de Rusiñol
- Museo de Faluas Reales, donde se pueden ver la escuadra del Tajo que organizó Farinelli a imitación de las antiguas faluas y góndolas.
- Jardín tercero y cuarto, de estilo inglés, con la “fuente de Narciso”
- Quinto Jardín, diseñado por Carlos IV con la “fuente de Apolo” de González Velázquez( 1828)
- Jardín sexto, que llega hasta la calle de la plaza redonda. Entre praderas encontramos decoración de gusto romántico, como el estanque chinesco, el obelisco, la gruta, el templete griego( original de Villanueva y restaurada por González Velázquez )
- El séptimo es el más avanzado paisajísticamente. De enorme frondosidad, encontramos sinuosos riachuelos que forman diversas islas.
- Octavo. Fue el último en realizarse y aquí hubo un famoso laberinto que llegaba hasta la Casa del Labrador. A él da la famosa puerta de González Velázquez.

CASITA DEL LABRADOR

La mandó construir Carlos IV para el entonces Príncipe de Asturias, Fernando, a partir de una casa de labranza usada como apeadero en las partidas de caza. Villanueva la plantea primero rectangular(en 1791), pero el proyecto definitivo es de González Velázquez (1803). La planta es rectangular, pero con dos alas laterales perpendiculares al cuerpo central. Consta de tres pisos: en la planta baja está el vestíbulo del que arranca la saleta y siete pequeñas salas de tertulia, arriba del todo estarían los dormitorios y, en la parte central el piso principal.

El decorador de lujo, Dugourc, participó activamente en la decoración interior.
El cuerpo central tiene dieciocho piezas, comenzando por el ala oeste:
- Salón del Rey o sala de billar, con magníficas sedas de Lyon
- Galería de estatuas, con pavimento de ricos mármoles y decoración corintia en escayola imitando el mármol, reune una importante colección de esculturas clásicas en torno al llamativo reloj de columna de Trajano.
- Saleta de la Reina, con sedas españolas
- Saleta de la terraza, con una mesa de tableros de mármoles
- Saleta del ángulo, de paredes ricamente decoradas
- Saleta de la entrada
- Salón de la reina MªLuísa, de pavimento de porcelana y bóveda pintada por Maella
- Salón principal o de baile, es el mayor, con bóvedas pintadas por Maella y Bayeu, mesa de malaquita y decoración pompeyana.
- Primera saleta, con el techo pintado por González Velázquez imitando un tapiz
- Segunda, con bóvedas de estilo pompeyano
- Tercera y cuarta saletas, de gusto más romántico
- Quinta saleta o del Cristo
- Gabinete de Platino, donde el estilo imperio francés se manifiesta en los juegos de espejos rodeados de caoba, bronce dorado y platino.
- Retrete, con estucos de Antonio Marzal y curioso suelo de mármol y mosaico romanos.
- Sala corina, con el famoso reloj
- Yeguada, con lienzos paisajísticos de Zacarías González
- Escalera de servicio con pinturas ilusionistas

LA CIUDAD ILUSTRADA

Aranjuez como ciudad no existe hasta el s.XVIII. Entonces, partiendo de las existentes casas de oficios, se planteó un trazado que superponía manzanas de perfecta cuadrícula con calles en abanico que partían de palacio. Se generó la ciudad cortesana ideal, con amplias avenidas que se integraban con los terrenos de huertas y jardines. Se disponía de una plaza de abastos y la de San Antonio o plazuela, como vínculo de unión entre el medio urbano y el propiamente palatino.

Con Carlos III importa menos la escenografía barroca que el uso racional del espacio. Realiza un programa de equipamientos( hospital, matadero, teatro, conventos ) acorde a la lógica de la Ilustración.

En la plaza de San Antonio el elemento básico es la arquería, prolongación de la que une el palacio y la casa de oficios. En ella encontramos la “Casa de Oficios”, obra de Herrera(1584), pero hoy muy transformada; la “Casa de Caballeros”; la Capilla de San Antonio, destinada a oratorio de los sirvientes del real sitio y construida por Bonavía con gran dinamismo; la “Casa de Infantes” y el jardín de Isabel II. En el lado abierto de la plaza , la fuente de Venus o Mariblanca, reformada todo el conjunto por González Velázquez.

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